lunes, 7 de septiembre de 2015

Bertolt Brecht

Raul Celso Tortul compartió la foto de Colectivo GUIAS.
1 h

Fátima

Hablemos de Fátima

¿Porqué esto?
Bien, ya les conté que estuve tres años en Fátima, de 1965 a 1067, como pupilo seminarista, en el Colegio Nuestra Señora de Fátima, y a modo de introducción, hoy les dejo estos rasgos generales de la zona-



Fátima (Partido de Pilar)


Fátima es un pequeño pueblito del Partido del Pilar en la Provincia de Buenos Aires, ubicado a 62 km por RN 8 desde la Ciudad de Buenos Aires. Su población forma parte del Gran Buenos Aires, aunque administrativamente no forma parte del mismo, al igual que el resto del Partido del Pilar.
Antiguamente fue una zona dedicada a la agricultura, pero en la actualidad hay una actividad más diversificada. En la ciudad se desarrollan diversas actividades comerciales y cuenta con áreas residenciales bien diferenciadas. Hay una estación de ferrocarril del mismo nombre (ex Empalme Lacroze), perteneciente al Ferrocarril General Urquiza.
El pueblo se hizo tristemente conocido por la llamada “Masacre de Fátima”: En la madrugada del 20 de agosto de 1976 veinte hombres y diez mujeres secuestrados por fuerzas militares y policiales dependientes del Cuerpo I de Ejército fueron apilados y dinamitados en un camino vecinal de la localidad de Fátima. Antes fueron atados, vendados y recibieron disparos en el cráneo desde una distancia menor a un metro, según acreditó en 1985 la Cámara Federal porteña. La mayor parte de las víctimas padeció su cautiverio en el centro clandestino que funcionó en la Superintendencia de Seguridad Federal, unidad perteneciente a la Policía Federal Argentina, en la calle Moreno 1417 de la Ciudad de Buenos Aires. * (1)
El pueblo, pequeño y pintoresco, cuenta con varios locales para comer: parrilla, restaurantes, una confitería y otros negocios. La plaza central El Empalme, ubicada junto a la vieja estación Fátima, es sencilla pero bonita. El antiguo edificio de la estación se encuentra ocupado lamentablemente y en malas condiciones. El pueblo cuenta con un hotel, el Hotel Green, al costado de la ruta.
Cada 13 de Mayo se celebra la fiesta patronal Nuestra Señora de Fátima, caracterizada por una gran participación popular con actividades que incluyen una procesión desde la ermita de la venerada imagen (Uriburu y Rafaela) y espectáculos para toda la familia, entre otros atractivos.






miércoles, 2 de septiembre de 2015

Camino a la santidad



Retomo el hilo de la historieta, en la que hablaba de mi niñez, de la escuela primaria, de los tiempos de monaguillo, y en los cuales iba madurando una vocación por la vida religiosa.

En ese ambiente de espiritualidad, no puedo negar que la sintonía era perfecta y sin hipocresías.

Con una madre sobreprotectora y temerosa de su dios, y en un ambiente escolar donde la mayoría de los maestros eran religiosos consagrados o curas, condición que en nada desmerece su valor como docentes, y en el contacto con los ritos religiosos, con lo sagrado, uno se va enamorando de esa vida, y no encuentra mejor refugio que en las prácticas devotas.

Carlos Marx decía que "la religión es el opio de los pueblos". Quiero destacar movimientos religiosos, como los tercermundistas, que tuvieron un efecto muy contrario a esa aseveración; en efecto, despertaron a la gente de la que nadie se ocupaba, e hicieron tomar conciencia del estado esclavista en que vivían. Para los que vivíamos tranquilos, con las necesidades primarias más o menos satisfechas, y teníamos acceso a la educación y refugio en la casa paterna, estas cosas no nos interesaban y nos quedábamos embobados con los ritos religiosos.

Allá por los años sesenta, recuerdo como lloraba mi madre, escuchando los informativos radiales, que daban cuenta de la revolución cubana. Castro y su gente, en su visión, eran el mismo ejército del demonio; no entendían nada de la revolución, y se detenían en detalles como que se ensañaban con los curas, quemaban iglesias y despreciaba todo lo religioso.

Con la prédica en ese momento, del católico John Kennedy, era el movimiento comunista, el mismo demonio sobre la tierra; nunca se enteró mi madre, de cuantos muertos provocó el capitalismo; de cuantos inocentes fueron enviados a frentes de batalla, que sólo respondían a intereses económicos, de cuantos morían -y lo siguen haciendo- en nuestro país, por la perversidad de gobiernos corruptos y mal paridos.

Ni hablemos de las muertes y persecuciones, provocadas por la iglesia, con la inquisición; los reyes católicos financiaron y promovieron la mayor invasión de la historia, que provocó la desaparición de millones de nativos latinoamericanos, que tenían por pecado vivir de acuerdo a las leyes naturales.

Pero volvamos a situarnos en la cuna de algodones en que se desarrollaba mi niñez y pre adolescencia; colegio católico, familia unida y conformada legalmente y sacramentalmente. El lavado de cerebro se perpetuaba  con admirable inteligencia y técnica, que rendía los frutos por ellos esperados. El cura, que luego sería nuestro rector en el seminario, nos reunía a los elegidos una vez por semana, con prédicas que exaltaban la maravillosa tarea que íbamos a emprender, a la par de mostrarnos comodidades desconocidas para nosotros, habitantes de un pequeño pueblo, y que llenaban nuestra imaginación, confundiendo en mi caso a veces, la verdadera vocación, con las ganas de salir del entorno donde vivía, para aventurarme a ese mundo desconocido, cercano a la capital del país.

Aparte de estas charlas en grupo, estaban las entrevistas privadas a las que nos sometía; recuerdo que tenía una lámina, con un termómetro dibujado, y que con satisfacción,  luego de sermonearme y someterme a un cuidadoso interrogatorio, me lo mostraba, marcando una línea por los ochenta o noventa -la escala era de cero a cien-, diciéndome paternalmente: muy bien, así anda tu vocación, reza mucho para conservarla y aumentarla.

Y yo rezaba, asistía a misas, ayudaba en el templo, tanto en las ceremonias como en su preparación, en los trabajos de limpieza; rezaba y vivía mirándome las palmas de las manos, temiendo me crecieran pelos en la misma. ¡Qué gran culpa sentía luego de masturbarme! Había hecho algo tan horrible, casi sacrílego.

Así se iba allanando el camino, para que terminado  el ciclo de la escuela primaria, pudiese entrar sin problemas, en el seminario de los Siervos de María; el mismo estaba localizado, y recién inaugurado, en Fátima, pueblo entonces cercano a la ciudad de Pilar, aunque en medio del campo. Allí entraría, convencido que estaba tomando una decisión correcta, y encaminado a profesar en un futuro como sacerdote.

Archibaldo tiene frío

Archibaldo cree en la ciencia
hasta que aparece la magia
y deja de creer.
Le gusta la matemática
por su inexactitud.
Sabe que la poesía no existe
pero la busca en las noches
en las mujeres rojas
y en la pulsión sexual.
Le apasiona la física
más allá de la metafísica.
Y se vuelve infinito
negando al viejo Einstein.
Fragmento de Archibaldo tiene frío
(poema de amor en veinte artefactos)
de aldo luis novelli

Amor y sexo


El amor no consiste en mirarse el uno al otro, sino más bien mirar 
los dos en la misma dirección. Es muy fácil dar prioridad a casi 
todo antes que al sexo. Los niños, hacer la colada, llamadas 
telefónicas, pagar las facturas, etc. Si no sitúa al sexo en una 
posición elevada dentro de su escala de valores, la relación con su 
pareja perderá rápidamente interés y calidad. Reservar a las
relaciones sexuales un lugar importante en su vida de pareja
ayuda a mantener la llama viva. El Arte de la Sexualidad

El arte de la sexualidad

Si realmente desea que su vida sexual conserve todo su atractivo
debe darle la importancia que se merece, aunque deje de hacer
otras cosas por ello. Es lo inesperado lo que mantiene vivo el
romanticismo y la atracción sexual. Así pues, pequeños regalos,
fines de semana íntimos, cenas románticas, etc. cuando su pareja 
no se lo espere serán mano de santo para este m enester. Una
palabra de elogio pronunciada con una voz tierna y dulce puede
hacer milagros. No debe perder nunca la inquietud por conocer
las fantasías sexuales de su pareja y realizarlas conjuntamente.
No olvide jamás el arte de descubrir, de comunicar, de seducir, de
complacer, de penetrar y de relajarse. Cuide también su aspecto
físico y su manera de vestir. No se abandone, pues si le gusta ser
deseado deberá esforzarse para atraer la atención de su pareja.
"El amor y la alimentación tienen la misma importancia vital para nuestra
salud y subsistencia." (Ko-Tseu)

El arte del ego



El tiempo pasa y mientras más pasa
me doy cuenta lo voluble que soy,
la impotencia de no saber manejar los sentimientos,
que nos envuelven y nos
llevan 
más allá de la imaginación,
más allá de tú propio ser,
más allá del
raciocinio,
esa manifestación de pasión,
de amor, de ilusión que creíamos
dormida, entumecida, vasto una mirada,
una sonrisa, un empuje para caer en
los encantos de la musa,
una musa adormecida por los años,
una musa
adaptada y acostumbrada
a la monotonía de una vida elegida.
EL ARTE DEL EGO


Llegar a tu corazón

“Qué palabra te dijera, 

que llegue a tu corazón 

con la fuerza que al enfermo 

teje la muerte su voz”


Violeta Parra

El problema de la inexistencia de Dios



Hay dos medios de estudiar y procurar resolver el problema de la inexistencia de Dios.

El primero consiste en eliminar la hipótesis Dios, 

del campo de las conjeturas plausibles o necesarias, 

por una explicación clara y precisa 

de un sistema positivo del Universo, 

de su origen, 

de sus desenvolvimientos sucesivos,

de sus fines. 

Esta exposición inutilizaría la idea de Dios 

y destruiría inmediatamente la base metafísica 

de los teólogos y 

filósofos espiritualistas.

Sebastián Faure (1852-1942)


A VECES ME HUNDO POR DENTRO - Milonga

A   VECES  ME HUNDO  POR  DENTRO - Milonga 


Letra y Música:
 Martin Aleman Monico 




A veces me hundo por dentro (señor) 
buscando por comprender 
por qué el hombre mata al hombre 
queriendo más por tener.
 

A veces me hundo por dentro (señor) 
buscando por somprender 
por qué el hombre se divide 
por el color de su piel.
 

Andando por esos pagos (señor) 
yo he visto al pueblo sufrir, 
qué es lo que hacen los de arriba 
que no escuchan su sentir.
 

Por más que incendien sus campos (señor) 
o arrasen sus poblaciones, 
si el pueblo lucha por algo 
no valen esas razones.
 

El sabrá dejar su cuero (señor) 
tirao por algún rincón 
vale más volverse tierra 
que sentirse en la prisión.

 
A veces me hundo por dentro (señor) 
buscando por comprender 
por qué al fuego lo hacen pocos 
y pa´muchos es el arder.
 

A veces me hundo por dentro (señor) 
buscando por comprender 
y por más que piense y piense, señor 
nunca lo pude entender.

domingo, 30 de agosto de 2015

Más Vale Borrachos Conocidos Que Alcohólicos Anónimos

Más Vale Borrachos Conocidos Que Alcohólicos Anónimos



Los Mox!


No lograran que deje el alcohol
soy un borracho de corazón
ninguna ley ni un senador
van a alejarme de esta pasión

El copete es un amigo, un amigo fiel
por que siempre esta conmigo y yo estoy con el

Yo nunca fui siervo de dios
me bautizaron con una de Ron
como olvidar penas de amor
si en mi mano no hay un botellón

Por que si no hubiera vodka no habría MOX
y por que hace que las chicas se vean mejor
por que cuando no hay trago no hay diversión
y por eso al copete le hago esta canción

No lograran que dejemos el alcohol
somos borrachos de corazón
ninguna ley ni político huevón
van a alejarnos de nuestra, de nuestra pasión!!! 

viernes, 28 de agosto de 2015

La escuela primaria

De la escuela primaria, tengo muy buenos recuerdos; tuve excelentes maestros, que no se limitaban a hacernos acumular conocimientos, sino que  nos daban una multiplicidad de valores a seguir, y que nos formaban en sólidas bases para enfrentar lo que se viniese en el futuro. Y más allá de la manipulación que ejercieron algunos de ellos sobre mi persona, les estoy infinatamente agradecidos a todos.

Ya mencioné al Hermano Rogeliio, y quiero citar ahora, al otro religioso, el Hermano Victorio Cordero, una eminencia con las matemáticas, las manualidades, y la preparación gimnástica y física- Del maestro Peresón, del tercer grado, no tengo buenos recuerdos; ni siquiera puedo recordar su nombre; duró un par de años en el colegio, y lo echaron por sanguinario y masoquista; imponía despiadados castigos a todo el alumnado, desproporcionados a la gravedad de las faltas cometidas; la Sra. Elba de Menapace, es todo un  monumento a la docencia.  Ella fue mi principal maestra en el cuarto grado- Y Amado "Cucaracha" Moschén, excelente maestro en el quinto grado. Junto a ellos, en diferentes disciplinas, estuvieron los curas de la parroquia: el Padre Celso Milanesio,, cura párroco y manda más de la Colonia Avellaneda, el Padre Jerónimo Meneghini, el Padre Joaquín Bonaldo, capellán capitán de la Base Aérea de Reconquista, actualmente III Brigada Aérea de Reconquista, y los Padres Miguel Gaudiello y Rogelio Sneider completaban el elenco.

Quiero recordar a mis compañeros del quinto grado; ellos fueron:
* Jorge Buseghin , actualmente vecino, viviendo a unas tres manzanas de mi casa.
* Edgardo Caribaux, de la ciudad de Reconquista, de quien no supe nunca nada más.
* Mario Cracogna, por entonces vecino de mi casa paterna, y actualmente Juez de Paz en Avellaneda.
* Rodolfo Franzoi, también vecino de mi casa paterna.
* Rubén Marchetti, con quien nos une un lejano parentesco.
* Omar Maurich, hermano de
* Oscar Maurich, fallecido.
* José Moschén, con quien tuve una larga amistad de compartir otros cursos y trabajos.
* Omar Persoglia, compañero de trabajo en Vicentín SAIC.
* Edelmar Ocampo, de la ciudad de Reconquista. Tampoco supe nada de él posteriormente.
* Angel Sandoval, también de la ciudad de Reconquista.
* Carlos Stechina, de profesión agricultor.
* Horacio Stechina, a quien le perdí el rastro.
* Omar Vera, vecino, y luego marinero profesional.
* Héctor Vitti, conocido remisero de la ciudad.

Junto a mi, conformábamos el grupo de 16 alumnos, que completamos la escuela primaria, en el Colegio Nuestra Señora de la Merced.

Las fotografías que siguen, ilustran momentos de mi paso por esa escuela; inauguración del mástil de la bandera y acto gimnástico.





miércoles, 26 de agosto de 2015

Monaguillo

El Hermano Rogelio M, Scortegagna era uno de los dos medio curas, que tenía la Orden de los Siervos de María, en Avellaneda.. Lo de Hermano, supone un estado religioso consagrado, con votos de obediencia, celibato y más, pero en una categoría inferior a la de sacerdote, ya que no están habilitados para ese ministerio.

Estaba Don Rogelio a cargo de la sacristía del templo Nuestra Señora de las Mercedes, tarea que desempeñaba con mucha eficiencia y ahínco, en una época que los ritos eran más suntuosos y aristocráticos. Se desempeñaba también como maestro en el Colegio Nuestra Señora de la Merced, y tuve el honor de ser su alumno en el segundo grado de la primaria,

Sin desmerecer a nadie, era un magnífico maestro de los de antes, y estoy muy agradecido que me haya tocado cursar esos primigenios años de la escolaridad, con alguien tan sabio y eficaz en esa tarea, al igual que los demás curas que integraban la parroquia. Pese a su origen y educación en la patria de su nacimiento, Italia, tenían todos una cultura general superlativa, y la sabían transmitir.

El Hermano Rogelio tuvo una influencia preponderante en mi niñez. Ya sea en su tarea de maestro, como en la de sacristán, y también en la de encargado de la preparación y el control del grupo de monaguillos o acólitos, asistentes a los servicios en los diferentes ritos religiosos. Sumado a ésto, la dedicación de mi madre,para que yo fuera por el camino ancho rumbo a la santidad.  En efecto, ella, llueva o truene, me levantaba casi todos los días, para que yo asistiera a cumplir con mis obligaciones de monaguillo, en la misa de seis de la mañana.

El hermano Rogelio era racista y discriminatorio. No cualquiera estaba en condiciones de ser elegido para el selecto grupo de monaguillo. Más del noventa y cinco por ciento de los afortunados, eran descendientes de italianos; muy raro el que tenía un color un poco más oscuro.

Las misas preconciliares, se celebraban en Latín, así que el Hermano se ocupaba de que fuésemos prendiendo las respuestas a dar al cura durante la ceremonia.

El Hermano, en sus funciones de sacristán, confeccionaba los horarios en los que debíamos prestar los servicios de acólitos, pero como yo -mediante la mano de mi madre- era muy voluntario, tenía una agenda muy nutrida en estos menesteres. Tarea que no terminaba allí, sino que tenía otro extras como: barrido y limpieza del templo, acompañamiento .al cura en la época de la bendición de las casas -éso merece un capítulo aparte-, prestación de servicios en el armado de la teatralización y escenografía de los funerales y las bodas, eventos para los cuales existían diferentes categorías de acuerdo al bolsillo de quien las requerían: más o menos cortinados, alfombras, flores, música, incienso y otros.

Nuestra tarea, la de monaguillos, no era totalmente gratuita. No por imposición nuestra, sino porque el benemérito Hermano, nos pagaba a fin de mes, unas monedas que se multiplicaban, dependiendo de cuantos servicios cumplíamos. Además de tanto en tanto, era de llevarnos a distintos lugares, a modo de picnic, como retribución extra.  Recuerdo particularmente, un viaje que hicimos a la ciudad de Goya, mediante el transporte de la balsa. Otro a la localidad de Las Toscas, distante unos cien kilómetros al norte de Avellaneda; en esa oportunidad, fuimos los monaguillos encerrados en una caja de un camión, y transitamos así los 100 de ida y los 100 de vuelta, por la ruta nacional número 11, que en la mayor parte del trayecto, aun no estaba pavimentada.

El Hermano Rogelio, también era un artista en la preparación del pesebre o nacimiento, en la época de navidad; montaba por entonces con figuras y todo tipo de otros elementos, una escena de la tierra donde nació Jesús, con algunos trucos eléctricos, hidráulicos y motrices, que coronaban un espectáculo que se ofrecía al público desde el 24 de diciembre hasta pasado el 6 de enero, siendo visitado éste, por todos los asistentes a las distintas misas y por muchos otros curiosos que se llegaban de localidades vecinas. Unos cuantos años, tuve el honor de ser colaborador estrecho con el Hermano, en la preparación de esa alegoría.

Es raro, aunque no tanto dada la época, que no tenga ninguna foto vestido de acólito, pese a que promediaba desde los ocho años hasta los doce, unas cuatrocientas misas por año, en las que me tocaba oficiar de monaguillo. La vestimenta consistía en una pollera de color rojo ceñida a la cintura, luego una casaca que creo la llamaban roquete, de color blanco con encajes,  las mangas también estrechadas a los brazos mediante elásticos, y rodeando el cuello y e pecho, una capa también de color rojo.



La fotografía muestra mi presencia junto a la de otros compañeros, en la ceremonia de "ordenación" como monaguillo. Luego de una ardua preparación, íbamos a lucir por fin las sotanas. 


Y éste retrato es de 1963, en el que puede apreciarse el nutrido grupo de monaguillos, acompañado por el citado Hermano y por el cura Miguel Gaudiello; entre ambos se las arreglaron, para llevarme unos años después al seminario de Fátima, lugar en el que permanecí como interno o pupilo, por tres años. 


     ,    

martes, 25 de agosto de 2015

Felices los niños

Felices los niños, es un título que me evoca sentimientos encontrados. Por un lado, Los días felices, obra de mi vecino Celso Agretti, donde narra encantadoramente vivencias de su niñez, y por otro a la fundación que lleva por nombre Felices los niños, despedazada por el pedófilo Grassi, a quien muchos creen se está pudriendo en la cárcel, pero todos tenemos derecho a las sospechas, y no sería difícil que en su lugar de alojamiento VIP, hasta le lleven niños para su depravada satisfacción; de todos modos, la fundación sigue trabajando mucho por los niños, y los aliento a todos ellos, salvo que intenten defender al cura degenerado.


Pero ahora quiero hablar de mi temprana y feliz niñez. Dicen que hoy los chicos vienen con sus genes ya cargados de una habilidad mental que nosotros no teníamos, que son más despiertos y vivarachos; claro, sus celulares, juegos electrónicos y computadoras, eran impensados para nosotros, que nos conformábamos con las simples bolitas, figuritas o el triciclo; tardábamos un montón en hacer una suma o división, pero entrenábamos nuestra mente y nuestra razón, de una manera adecuada para el posterior curso de los estudios; éramos sometidos a una disciplina, que sin ser ruda, nos inculcaba principios básicos de respeto, de autoridad y de responsabilidad. No éramos serios ni amargados, y nuestra imaginación volaba, cosa que ahora posiblemente sea difícil de ejercitar en los niños, que encuentran todo hecho, todo encerrado en una pantalla.

En esta imagen, estamos los tres hermanitos que por entonces existíamos (el último estaba esperando su turno en Bolivia) . Yo montado en el triciclo, que mi papá me había construido con sus manos; era totalmente de hierro; ningún plástico ni goma, en su asiento, su manubrio o sus ruedas; pero para mí era un Ferrari o un Mercedes de Fórmula Uno. Tenía cinco años, mi hermana Noemí 3 y Sonia posiblemente 1.

Esta es de más o menos la misma época, con los mismos protagonistas, pero deseo que pongan cuidado en la dedicación de mamá, en el sentido de que posar para la posteridad no era cosa de improvisar, y entonces nos vestía con la “ropa de fiesta”, la de salir (la mayoría de las salidas eran ir a misa), porque la “ropa de entre casa”, era un poco más humilde.  Yo luciendo un traje, y todos  calzando zapatos ( a mí me duraban varios años, por eso no tengo los pies muy grandes).


En ésta ya aparece el benjamín, Nilo, nuestro último hermanito, con lo que se completa una versión de la familia Ingalls ampliada.

lunes, 24 de agosto de 2015

La inocencia perdida

La inocencia perdida

Era tan chiquito!!! nueve meses, bueno, más otro nueve meses dentro de la panza de mami, ya me hacen crecidito.


Noten las vestimentas de los protagonistas, ¡bien de gringos! Mi madre, mi padre y yo, a quien ya le están reforzando las piernas. El lugar es el patio de mi casa pueblerina, y el viejo ya había dejado su oficio de agricultor, y estaba trabando en la fábrica de aceites vegetales y subproductos de oleaginosas, famosa por aquel tiempo en Avellaneda.

viernes, 29 de mayo de 2015

Estaba para los altares

No me explico, ahora que soy un viejo amargado, cómo no llegué a los altares; ahora más que todo, que me convertí en ateo.

Hace poco encontré una cita de un tal Elías Nandino en una novela de Mempo Giardinelli  que dice: lo trágico de la longevidad es que uno tiene que contemplar y sufrir su propio derrumbe. 

Pero creo más en lo que agrega Mempo a continuación: la edad provecta es una oportunidad para aligerar los miedos.

Por entonces cumplía siete años, y recibía mi primera comunión... después serían tantas hostias que tal vez me indigesté...

Recuerdo que al poco tiempo, me infecté de sarampión; por entonces no existían las vacunas, y la fiebre era realmente alta; yo la hacía llorar a mi madre, porque le decía que me quería ir al cielo, que allí me estaban esperando; inconscientemente tal vez quería escapar del mundo que me esperaba.

Pantalòn cortito



Qué rabietas me daba, cuando me veía en esta fotografía. Y todo culpa del pantalón, con esa interminable bragueta, que llegaba al infinito.

Más tarde la empecé a querer, incluyendo a mi pantalón; después de todo lo había confeccionado mi madre, con su vieja máquina Singer, al igual de los vestiditos que lucen mis hermanitas. 

Era una verdadera tortura posar para esos retratos; por eso, como yo siempre fui el sumiso, me esforcé para mostrar un ensayo de sonrisa; claro que en ese momento, no imaginaba como lucirían mis pantalones recién planchados; y menos, el cuello cerrado de mi camisa; ¡Qué candor y pulcritud! Sin duda, plena etapa de la inocencia, desafortunadamente ya perdida.

Nilo, el chiquito; después las malas lenguas dirían que se transformó en la oveja negra de la familia; yo lo admiré siempre, fundamentalmente porque había logrado escapar de la férrea tutela maternal, y porque se había atrevido a ser él mismo.

Sonia, la segunda de mis hermanas, muestra su carácter y genio; por entonces era bastante cabrona; luego sería un pan de dios que le dicen.

Noemí, la hermana que me sigue en edad; bellas historias de esa niñez compartida; habrá tenido luego sus dramas, pero a su manera triunfó en la vida, y la sigue disfrutando, quizás mejor que todo el resto.

Incluyo la letra de una canción de Leonardo Favio, titulada ·Chiquillada· 

Chiquillada, chiquillada , chiquillada...

Pantalon cortito
bolsita de los recuerdos,
Pantalon cortito
con un solo tirador.

Con cinco medias hicimos la pelota,
y aquella misma siesta
perdimos por un gol,
una perrita que andaba abandonada
paso a ser la mascota
del cuadro que ganò.

Pantalon cortito,
bolsita de los recuerdos,
pantalon cortito ,
con un solo tirador

Dice el abuelo que los dìas de brisa
los angeles chiquitos se vienen desde el sol
y bailotean prendidos al barrilete
flores del primer cielo, caña y papel color.

Hay...
pantalon cortito,
bolsita de los recuerdos,
pantalon cortito ,
con un solo tirador.

Media galleta
rompiendo los bolsillos
palitos mojarreros,
saltitos de gorrion
los muchachitos de toda la manzana
cuando el sol esta que pela,
se van pa'l cañadon

Ah...
pantalon cortito
bolsita de los recuerdos,
pantalon cortito,
con un solo tirador.

yo ya no entiendo,
que quieren los vecinos
uno nunca hace nada
y a cual mas rezongon,
la calle es libre si queremos pasarla
corriendo tras del aro, llevando el andador.

pantalon cortito,
bolsita de los recuerdos
pantalon cortito
con un solo tirador.

Bolita linda ,
ojito cristalino
te juro ,no te entrego
aunque gane el matòn
dos dientes de leche me costaste , bolita
la soba de la vieja,
pero te tengo yo.

pantalon cortito
bolsita de los recuerdos
pantalon cortito ,
con un solo tirador.

Fiesta en los charcos
cuando para la lluvia
caracoles y ranas,
y niños a jugar
el viento empuja,
botecito de diario
lindo haberlo vivido
para poderlo canta...

pantalon cortito,
bolsita de los recuerdos
pantalon cortito,
con un solo tirador.

Chiquillada, chiquillada, chiquillada

pantalon cortito
bolsita de mis recuerdos,
pantalon cortito
con un solo tirador.

¿te acordas...?

lunes, 18 de mayo de 2015

Ubiese sido un aniversario

18 de Mayo... si hoy... recuerdo los cumpleaños... me llevabas ganando por tres meses... y te fuiste... por supuesto que anunciadamente... viví contigo por treinta y tres años... algunos dicen que es la edad del Cristo que tanto querías... no lo vas a encontrar... como tampoco encontraré consuelo. 


sábado, 2 de mayo de 2015

Preparándome para ser cura

Tenía trece años, y estaba de pupilo en un seminario, para ser cura. Tres años estuve, con otros muchachos, la mayoría de Avellaneda, en un lugar cercano a Buenos Aires. A solo sesenta kilómetros de la capital.
Y quiero contar ésto, porque fueron años apasionantes, pese a la rígida disciplina, y la inevitable religiosidad del ambiente.
Por entonces, teníamos la posibilidad de ver televisión, cosa bastante lejana todavía para para la zona de Reconquista y Avellaneda, en el chaco santafesino.
Cuatro canales de aire -el cable no se había inventado- celosamente comandados con la ruidosa perilla del televisor a válvulas, por el cura rector. En cuanto aparecía una rodilla de mujer, click, crack, crack, y a otro canal. Eran el siete, nueve, once y trece. Después aparecería el dos de La Plata. Hoy son, en ese orden, la TV pública de la puta CFK, nueve  el otro creo se sigue llamando, Telefé   el antiguo Teleonce, y sigue siendo el trece no más, mientras que el de la capital de la provincia se llama América.
Me moría de angustia con el Super Agente 86 porque siempre cuando estaba a punto de besar a la agente 99, algo pasaba que interrumpía ese candoroso momento. Boris Karloff me daba realmente miedo  y no me gustaban los partidos de fútbol que pasaba la tele oficial, en la voz del aburridísimo Aniello, creo que se llamaba. A la derecha de su pantalla señora, a la izquierda de su televisor señor. El agente de Cipol, La Isla de Guilligan,  Los programas cómicos como La Tuerca o Telecataplúm, en los que no se decían palabrotas, y para entender los chistes de doble sentido, había que ser medianamente inteligente. Pepe Biondi, José Marrone -este un poco más zafado, porque andaba en el teatro de revistas que le llamaban por esa época- completaban los programas cómicos. Ya aparecía El Zorro, y titanes en el ring era maravilloso con el circo de Martín Karadagián. De la que me anamoré realmente, era La Nena, Marilina Ross, que con Osvaldo Miranda, hacían una buena comedia. Casino, conducido por Silvio Soldán, era lo máximo, con grandes orquestas en vivo que interpretaban unos tangos de maravilla. Pero en ese programa, aparecían muchas piernas de mujer, aunque vestidas con elegantes trajes de baño enterizos, suficiente motivo para que el inquisidor, nos dejara siempre a medias con ese espectáculo.
La agente del recontraespionaje 99.

El Super Agente 86

Marilina Ross

MI VIEJO

Mi viejo…



-Tené cuidado con las mujeres esas que están esperando en los tapiales.

Pobre, me dijo eso, cuando me despedía para mi incorporación al servicio militar. No se animó a decir tené cuidado con las putas, pero fue la única vez que me habló de sexo explícito.

Veinticinco años antes, él había estado en el regimiento donde reclutaban a los colimbas, en la ciudad de Santa Fe. Conservo fotos de él en esa instancia, donde un viaje de 320 kilómetros, era una odisea transoceánica. Se salvó por número bajo. Yo pensaba que me pasaría lo mismo, pero no tuve esa suerte. Eran los comienzos de épocas difíciles en Argentina allá por el 1974.

Mi madre lloraba como si iba yo a la guerra. Tal vez le tenía miedo a las putas, también, no sé.

Mi viejo era demasiado bueno. Muchas veces le vi, en su cara, marcado el sufrimiento. Creo que yo no se lo provoqué. La vida misma habrá sido.

Estoy convencido que nunca pudo darse el gusto con una puta. Lo lamento. Era un buen padre y esposo fiel.

Después comprendí algunos de sus sufrimientos y angustias. No venían para nada de lo que se había privado, sino de lo que lo habían privado. O que él mismo se despojó. 


Por ser tan bueno se murió. ¡Cómo si a mí no me va a pasar! 

sábado, 11 de abril de 2015

Si pudiese seguir soñando.

Si pudiese seguir soñando.

Si pudiese dormir cuatro horas seguidas, sería feliz. Si pudiese dormir esas cuatro horas, sin alcohol y sin drogas, también sería feliz. Por una cuestión de prurito, aclaro lo de drogas; legales: relajantes, ansiolíticos, ocasionalmente algún derivado de opiáceos. Si pudiese dormir…

De todos modos, sería inmensamente feliz, si los días que me restan vivir, pudiese pasarlos sin dormir un instante siquiera. Y baso esta afirmación de deseo, en un corolario surgido del siguiente razonamiento.

Me pongo a hacer cuentas, y las matemáticas son asombrosas, porque aparte de no fallar, cantan verdades. Llego a la conclusión de que a esta  altura de mi vida, con un pequeño margen de error, me la he pasado durmiendo veinte años. Más de ciento setenta mil horas. ¡Un verdadero desperdicio!

Busquémosle el lado positivo. Veinte años soñando. Escucho a Carlos Gardel cantando “Sentir, que es un soplo la vida, que veinte años no es nada,…”, con la inspirada letra de Alfredo Le Pera, que más adelante me recuerda  “Tengo miedo de las noches que, pobladas de recuerdos, encadenen mi soñar.”

Fueron mucho más que veinte años de vivir soñando. En los primeros tiempos, soñaba que era un niño bueno, adaptado a los deseos de mi madre, y creciendo en sabiduría. Un buen hijo, un mejor hermano, un querido sobrino y un mimado nieto.

Después, soñaba que era un apuesto joven, exitoso estudiante, preparado para ser motivo de aplausos por calificaciones, con vocación de músico, escritor, dramaturgo.

Más adelante, acatando los caminos de la vida, un ejemplo de esforzado trabajador, para beneplácito de mis jefes. Éxito efímero de una mundana e intrascendente fama.

En otro orden de cosas, soñaba ser un excelente novio, un envidiable esposo, un magnífico padre, y en esos roles me tocaba actuar, pero desde el escenario de mi vida, no escuchaba los cumplidos; posiblemente seguía soñando.

Hoy sueño que estoy soñando, y admito, con Pedro Calderón de la Barca, con “¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.”  

Abril de 2015

HOMERO ALCIBIADES RACETO


viernes, 13 de marzo de 2015

Doña Teresita se fue al cielo

Se fue como ella quería...

Doña Teresita se fue; así como ella quería, porque estaba cansada, y yo la entiendo. Cuando el deterioro físico y mental, supera al espiritual, es lógico que tenés ganas de irte. Se sentía cansada, pero no insatisfecha. Hacía rato que venía pidiendo irse a su cielo... quería encontrarse con su don Raul, que la había precedido súbitamente hace casi diez años.

Venía preparándose paulatinamente para ese trance despojándose de las pocas cosas que le pertenecían. Generosa y avara al mismo tiempo.  Lúcida pero caprichosa. Sus ochenta y cinco años le pesaban. Su botiquín de medicamentos inútiles la agobiaban, pero ocupaban gran parte de su tiempo.

Tiempo que repartía entre rezos y recuerdos; entre charlas reiteradas  pero para ella muy importantes; desfilaban otros muertos, algunos curas, recuerdos de su noviazgo, de sus momentos en el que explotaba su maternidad: nacimientos, bautismos, enfermedades,  y otra vez los infalibles velorios; siempre la muerte presente, aunque era en si misma un ejemplo de vida, y secretamente se aferraba a ella.

Un ritual pesadamente repetido; las visitas domingueras eran mi obligación y mi contacto con ella. No importa si la semana anterior habíamos charlado de lo mismo. Yo trataba de seguirle la corriente, de amenizar la velada que se completaba con mates, y esas insulsas masitas sin sal; porque tenían que ser sin sal... esas hacía bien... las demás eran veneno. Yo trataba de sacarla del temario de muertes, enfermedades, curas, misas y monjas. Le hacía chistes que la acercaban al infarto; pero era bien pilla; cuando no quería ver no veía nada, con su único ojo sano; cuando no quería escuchar cambiaba rápido de sintonía.

Manías propias de una anciana camino a la demencia natural en algunas personas; yo le decía: -·no se va a morir, va a vivir tanto como doña Amalia, mi abuela, ella llegó a los noventa y cuatro·; porque nunca pude tratarla en el coloquial voceo que usamos; siempre de usted; letra aprendida con sangre desde la niñez, en su autoritaria forma de educarnos a los cuatro hermanos.

En esos domingos, siempre la interrumpía en su rezo del rosario; tenía tres de ellos, guardados en sus cajitas; uno le había regalado yo, y le tenía ella especial cariño porque había pertenecido a mi esposa, una santa para mi mamá, pese a la muerte violenta que se provocó, y pese a todos sus principios religiosos.

Para muchos se fue al cielo... unos pocos creen que está en el infierno... otros, tan creyentes como ella, piensan que está de paso por el purgatorio, ese lugar venerado por la vieja, ya que lo recordaba diariamente con las misas que hacía celebrar *por las almas del purgatorio*. 

Yo no soy dueño de la verdad, pero sé bien donde está; guardada en un ataúd de pino cuyo veteado fue realzado por el laborioso trabajo del carpintero; y ese cofre guardado en un mugriento nicho del cementerio local, con número de fila y de puesto; y estará allí hasta que sus despojos mortales vuelvan, como decía el cura Celso en la misa de los Miércoles que iniciaban la cuaresma: *Recuerda que fuiste hecha del polvo y al polvo volverás*


Febrero de 2015